viernes, mayo 28, 2010

Mango caído en la acera



Llevo más de seis años fuera del país en el cual nací, donde los mangos fragantes se pudren en las aceras. Cuando llegué a la ruda Miami, me sentí tan bien que hasta me dió sentimiento de culpa. Quise regresar para reivindicarme, pero tremendo coñazo que recibí al llegar; quedé como un mango caído de la mata.
Ahora me encuentro en San Francisco, lleno de ideas y de sueños, recibo a mis compatriotas rotos. Llegan con una caja de cocosette como regalo y la incredulidad de caminar por la calle sin miedo, porque "ya no importa más". Tres personas más me proceden desde las faldas del Ávila... y las que faltan.

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