Hoy me siento un poco feliz y un poco triste.
Un poco feliz porque acabo de romper mi marca al leer un libro escrito en inglés en menos de 3 días, lo cual es un logro. Sí, ya sé, eso lo puede hacer mucha gente; pero desde hace algún tiempo decidí que el parametro de mis triunfos y fracasos soy yo misma. Ya la tengo bastante dura aquí en gringolandia como competir con mis pares sobre quién es más cool en un país que ya no habito.
Fue un viaje de 335 páginas, muy intenso y a ratos doloroso. Es doloroso reconocer que ese Macondo maligno y olvidado por Dios que describe Junot Diaz no es solo Santo Domingo, sino también Venezuela. Un lugar atroz donde Kronos se devora a sus propios hijos para luego usar sus huesos como palillos. No pude evitar llorar cuando The Brief Wondrous Life of Oscar Wao llega a su fin... un gordito-pendejo más aniquilado por sus creencias, por meterse con el fantasma de Chávez, perdón, Rafael Trujillo.
"Qué más ciencia ficción que Santo Domingo? ¿Qué más fantasía que Las Antillas?", destila Junot.
Tierras atroces las nuestras, cogeculos maléficos, donde el amigo de mi enemigo es mi enemigo. Nadie se salva, ni el próspero empresario que se hace la vista gorda ante la maldad para cuidar su pellejo, ni la mamacita que sueña con un príncipe de cualquier calaña sin darse cuenta que podría ser su Macbeth caribeño. Mucho menos un jovencito enamorado de sus propios ideales. Exilio, violación y muerte es el saldo cuando vives en el Corazón de las Tinieblas a la orilla del mar.
Oscar me recuerda a los reclutas, mocosos venezolanos, que salieron con sus novias de paseo buscando el amor en medio del despelote de la Plaza Francia y amanecieron en el medio de los matorrales con un mosquero en la boca.
Beli me recordó a mi hermana con su pasión, su anatomía explosiva, sus ojeras. Hoy, cuando me encontré otra foto, me devolvió una mirada triste. La misma mirada de todas las niñas enterradas en vida en vertederos de mierda, perdón, pueblos. No saben como me cansa llorar.
Lola me recuerda a mi, nadando en el medio de un mar de promesas para evitar ahogarse. Vamos en la sueño americano, tratando de no ahogarnos en medio de olas migratorias, tiburones xenofóbicos y nubes de nostalgia.
Espero poder llegar. Hoy me demostré a mi misma que disfruto remar en un idioma ajeno, a una velocidad decente. ¿Qué viene ahora?
Escribir para poder dormir.
Pintar para no llorar.
