miércoles, febrero 18, 2009

Elecciones #15F o el gobierno que merece el pueblo... ¿cuál pueblo?



Migración de escrúpulos XLXI

"Eso de que cada pueblo tiene el Gobierno que se merece es un error, porque no existe el pueblo como tal, sino sólo individuos sueltos que se reunen y suman a la hora de votar, pero eso no significa que todos piensen igual o que la opinión mayoritaria sea la siempre aceptada siguiendo la famosa regla de dónde va Vicente".
(Federico Jiménez Losantos)

Comienzo este post con esa cita porque yo fui una de las primeras en escribir en mi FB y en mi twitter que "Cada pueblo merece su gobernante", presa de un despecho amoroso-político. Pronto me di cuenta que la frase de Simón Bolivar se había convertido en un lugar común en la blogósfera venezolana, que nada tiene de boba, aunque sí de visceral.

¡Tantos venezolanos que se sienten excluidos de un proyecto de país común, votado por una mayoría ligeramente superior, también venezolana!

Porque la frase, pronunciada durante el desmonoramiento del proyecto de la Gran Colombia (si no me equivoco), delata el despecho que sentía el Libertador; un sentimiento tan hondo contra sus connacionales que al final de su vida lo hizo emigrar a Colombia, donde murió.

Personalmente yo tampoco pude reconocerme en la decisión de aquel 54% que decidieron darle a Hugo Chávez la posibilidad de perpetuarse en el poder y eliminar de un plumazo la alternabilidad de poderes, uno de los principios de la democracia. ¿Cómo es posible que SI apoyen un proyecto que afecta la libertad de expresión, fomenta el odio y erosiona la calidad de vida de la gente?, me pregunto.

Pero eso mismo fue lo que me preguntó mi amigo Ray, con el cuál estudié literatura y al cual respeto mucho: ¿Cómo era posible que no apoyara un proyecto que rescata los derechos políticos del pueblo, promueve la participación y mejora la calidad de vida de los pobres en Venezuela a través de las misiones?

Ambos tenemos la razón a medias, y en el medio se encuentra el país donde ambos habitamos. Es decir, la respuesta a ambas preguntas la debemos construir AMBOS, porque nos jugamos el futuro del territorio en el cual ambos vivimos (física y emocionalmente).

Yo voté por el NO pero me reconozco en aquellos que lo hicieron por el SI en cierta manera, porque yo también sufrí no tener alguna forma de representar mi puntos de vista en un país donde la diferencia es mayoría, pero sigue sintiendose excluida (como dijo Reindertof en un comentario). Pero también me identifico con un ideal de país donde la movilidad social es difícil, pero posible (porque yo lo vi en carne propia), y donde la esperanza se basa en la recompensa del esfuerzo personal.

Lamentablemente la otredad persiste, aunque el grupo social sea otro. Pero, ¿qué es la otredad?

Belasteguigoitia propone que el otro es a quien se le dificulta negociar su propia representación. El otro no puede representarse por sí mismo. No posee ni la lengua, ni la autoridad, ni el discurso para lograr representarse. Entonces, el otro requiere un sitio, una localización, una operación interpretativa y mediadora.


Aún sigo creyendo que la libertad individual prima sobre los sueños colectivos, tal como propugnó Paul Valery ante la ONU en su discurso, cuando la locura fascista se cernía sobre Europa. Pero cuidado, "Es muy bonito tener libertad para pensar, !pero aún hay que pensar algo!" (Valery & Artaud, 60).

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