Tas pillaoA veces uno escribe motivado por la rabia, por el miedo, por la irracionalidad. A veces uno puede ser injusto. A veces uno tiene que volver sobre los pasos.
Mi último
post nació de las vísceras, de la
arrechera de ver a la violencia comerse las esperanzas de mi país. Pero caí en el pecado de estereotipar. Proyecté el fantasma del
el otro sobre un grupo de personas que no necesariamente son un colectivo; solo un montón de gente haciendo su trabajo.
Porque no todos los uniformados son malos ni buenos. Son seres humanos que cumplen una -a veces trágica- labor. Es cierto que hugo algunas personas que -amparados en su uniforme- procedieron o permitieron los hechos lamentables que ensombrecen las últimas marchas universitarias. Pero uno no puede meter a todos en el mismo saco de mierd...
¿En qué momento caí en la polarización y empecé a satanizar a un colectivo por culpa de unos todos? (Suspiro) "La empresa perdona un momento de locura", dicen por allí.
Tampoco uno puede asustarse de la gente porque tiene ideas diferentes a las de uno. Algunos
piensan en la reforma alternativa como una alternativa válida para el futuro del país...de verdad. En serio. Son gente con valores ciudadanos, emocionados ante la alternativa de ofrecer sus ideas, con su cuerpo, con su sangre en este nuevo proyecto comandado por el presidente Chavez.
Ok, soné medio chavista. No lo soy.
Es obvio que para mí
Chávez está lejos de ser mi héroe. Gracias a él el odio, la desconfianza y el resentimiento son más que las monedas del día; es la fortuna con la cual se financia el aniquilamiento de la democrácia por un proyecto de corte totalitario.
Pero bueno, todos somos venezolanos. No podemos desconfiar del
otro sólo porque coloca en su messenger la foto de un niño de cinco años vestido de militar como uniforme para ir al colegio o porque cuestiona tus creencias. A mi me ha pasado hasta con una simple canción de
Lisandro Mesa. ¡Qué locura! Que Dios me perdone.
No podemos caer en paranoia, dejarnos tentar por el miedo, ser tan
pendejos. Empezando por mí, lo admito.
Por Dios, hablemos de política sin caernos a tiros. Es una tarea pendiente para
26 millones de venezolanos... si queremos futuro.
(El dibujo es de Jesús Mesa)