Mostrando las entradas con la etiqueta tolerancia. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta tolerancia. Mostrar todas las entradas

lunes, marzo 10, 2008

Cuando Hank visitó Venezuela

Migración de Escrúpulos LXII

img106

Bukowski es uno de mis autores favoritos y quién me acompaña cuando escribo, especialmente mi novela patético-erótica "La Jaula de Oro".

La semana pasada lo tuve muy presente. Justo estuve en Caracas con mi gringo en medio de la crisis colombo-venezolana. Sentíamos las miradas casi-asesinas de la gente mientras nos tomábamos unas cervezas en el Gran Café. Mi Hank empezó a fumar como puta, preso de la aprehensión de la gente.
"¿Porqué hay tanta gente desocupada en la calle? ¿Porqué me miran con arrechera (le enseñé la palabra)? ¿Es así en todos lados?"
Muchas preguntas que Hank y yo ahogamos en alcohol en un recorrido por cuanto bar encontramos en Plaza Venezuela.
-Where is the "real" people?
No tuve coraje para responderle, llevarlo a una Misión en Petare ni en Catia, como Hank demandaba. No hubo tiempo tampoco. Tampoco fue necesario.
Cuando yo me quedaba dormida, el pana Hank se caía a curda con el vigilante del hotel, compartía los cigarros con el buhonero, intercambiaba escepticismo consigo mismo.
Yo intenté edulcorar el encuentro de Hank con Venezuela. Pero al contrario de mis expectativas, el pana pudo oler claramente el apetito de sangre en los ojos de mis compatriotas y sobrevivir a eso.
¿Será que nosotros podremos hacer lo mismo?

(Este post era originalmente un comentario hecho a un post de Enigma. El dibujo es mío, como de costumbre.)

miércoles, noviembre 14, 2007

Migración de escrúpulos LV



Tas pillao

A veces uno escribe motivado por la rabia, por el miedo, por la irracionalidad. A veces uno puede ser injusto. A veces uno tiene que volver sobre los pasos.

Mi último post nació de las vísceras, de la arrechera de ver a la violencia comerse las esperanzas de mi país. Pero caí en el pecado de estereotipar. Proyecté el fantasma del el otro sobre un grupo de personas que no necesariamente son un colectivo; solo un montón de gente haciendo su trabajo.

Porque no todos los uniformados son malos ni buenos. Son seres humanos que cumplen una -a veces trágica- labor. Es cierto que hugo algunas personas que -amparados en su uniforme- procedieron o permitieron los hechos lamentables que ensombrecen las últimas marchas universitarias. Pero uno no puede meter a todos en el mismo saco de mierd...

¿En qué momento caí en la polarización y empecé a satanizar a un colectivo por culpa de unos todos? (Suspiro) "La empresa perdona un momento de locura", dicen por allí.

Tampoco uno puede asustarse de la gente porque tiene ideas diferentes a las de uno. Algunos piensan en la reforma alternativa como una alternativa válida para el futuro del país...de verdad. En serio. Son gente con valores ciudadanos, emocionados ante la alternativa de ofrecer sus ideas, con su cuerpo, con su sangre en este nuevo proyecto comandado por el presidente Chavez.

Ok, soné medio chavista. No lo soy.

Es obvio que para mí Chávez está lejos de ser mi héroe. Gracias a él el odio, la desconfianza y el resentimiento son más que las monedas del día; es la fortuna con la cual se financia el aniquilamiento de la democrácia por un proyecto de corte totalitario.

Pero bueno, todos somos venezolanos. No podemos desconfiar del otro sólo porque coloca en su messenger la foto de un niño de cinco años vestido de militar como uniforme para ir al colegio o porque cuestiona tus creencias. A mi me ha pasado hasta con una simple canción de Lisandro Mesa. ¡Qué locura! Que Dios me perdone.

No podemos caer en paranoia, dejarnos tentar por el miedo, ser tan pendejos. Empezando por mí, lo admito.

Por Dios, hablemos de política sin caernos a tiros. Es una tarea pendiente para 26 millones de venezolanos... si queremos futuro.

(El dibujo es de Jesús Mesa)

miércoles, septiembre 26, 2007

¿Quién dispara esta vez?



TOLE-RANCIA, ¿Porqué no intenta colocar el aparato al-revés? (II)

La paradoja de la globalización ha llevado a muchas civilizaciones, en la búsqueda de un orden, a excluir a el otro. ¿Y quién es el otro? Aquellos que no somos nosotros mismos, o en otras palabras, el mundo que no comparte nuestras creencias, razas, sexo o cualquier otra matriz cultural que determine nuestro sentido de pertenencia. Es de allí que nace el sentimiento de extrañeza ante lo ajeno, que desplaza el sentido de la palabra “extranjero” a la mayoría de los campos de interacción social.

Lamentablemente, la exclusión del otro a veces tiene que pasar por la eliminación física como un acto punitivo por la intromisión en nuestro territorio, por la defensa de un significante cultural (porque el significado queda a cuenta del individuo y sus motivaciones). La hibridación cultural es dolorosa, ya que implica el derrumbe del logocentrismo (la fe en la palabra) y muchos se resisten a perder el sentido del destino como motivación. Por eso no dejan de colocarle nombre a los fenómenos y objetos. Y son estos conceptos –nacidos de una circunstancialidad- los que validan la lexia de discursos como aquellos que justificaron el derrumbamiento del Word Trade Center el 11 de septiembre del 2001 o los que permiten una “guerra preventiva” en cualquier parte del mundo donde no se compartan los mismos modelos de pensamiento. Es allí donde se evidencia en el paradigma de la modernidad, la falta de unas sólidas bases prescrictivas de comprobación. ¿Quién determina esas matrices de valores? ¿La comunidad donde nos desenvolvemos diariamente, en otras palabras, lo local?

Hay algo detectable en esa filiación doméstica a la que diversos tratados de estudios culturales se refieren, y es la vinculación con un espacio arquitectónico como símbolo cultural. Es ese sentido de pertenencia cultural al lugar lo que determina su actitud hacia quienes no habitan en él, a pesar de ya no estar limitado a una frontera geográfica.

¿Qué representa para los americanos las Torres Gemelas? ¿Qué representa para los árabes sus mezquitas? ¿Qué representa para Latinoamérica las fuerzas de orden público? ¿O los movimientos populares? ¿Han cambiado esos valores? Evidentemente sí, y va más allá de retaliaciones entre unos y otros. Los pueblos pueden abandonar los objetos (signos) que antes los simbolizaban para buscar otros. Cada quién se apropia de los significantes a su gusto si puede conseguir de ellos algo que le sirva a su propio yo (o imagen de sí mismo reflejada en los demás). Los norteamericanos protestaron en su propio país contra la guerra en Irak (y fueron castigados por sus propias autoridades) mientras compañías petroleras alemanas y japonesas subcontrataban a cientos de indios e iraquies para trabajar en condiciones infrahumanas en los campos petroleros en Irak, bajo la mirada alcahueta de Sadam Hussein (como denuncian los mismos trabajadores en una página web. Y las protestas se extienden como una gripe inoculada hacia Latinoamérica, donde masas informes y con identidades prestadas avanzan intentando derribar una puerta ficticia, buscando una reivindicación que muchas veces se traduce en dolor. Podría afirmar que las fotos fueron tomadas en Venezuela, pero no es así. Las he manipulado tanto que ya no lo recuerdo.

Juegos de poder: unos se encuentran arriba y otros abajo, y al revés. Tan fácil como avanzar. Tan tentador como jugar con este aparato... un símbolo.

Lo relatado anteriormente pone en evidencia que, ante la caducidad de las coordenadas geográficas, la cotidianidad se desarrolla en la “invención de una perspectiva de tiempo real, que suplantará la perspectiva del espacio real...Es... una perspectiva táctil...el contacto a distancia” (Paul Virilio) donde se desarrolla la cotidianidad mediática. El lugar se encuentra en la mirada, en los valores culturales. En el fenómeno en el que se observa con mayor detalle la caducidad del espacio real y su virtualización, es en los nuevos modos de percibir la realidad impuestos por los medios de comunicación. Desaparecidas las distancias, todo sucede al mismo tiempo dentro del espacio de la simulación, sin importar los puntos de referencia geográficos. La inmediatez del tiempo real en un espacio virtual, trae como consecuencia la transformación de las fronteras en metáforas de los valores de cada sociedad, solo que esta vez no son fijas. Baudrillard advertía que esta simulación como hibridación entre la imagen y el modelo, resulta en un exterminio de lo real, y en la liquidación de todos los referentes. Vivimos y sufrimos en carne propia lo que sucede en una pantalla, ya que compartimos el mismo espacio común de la instantaneidad.

Esa duplicación de la realidad sensible a la virtual, esa distorsión provoca una conmoción mental que termina en una pérdida de orientación. Nuestra relación con el otro (alteridad) y el mundo se perturba lógicamente. Es tan fácil usurpar la identidad ajena con la interacción con los medias. Suponiendo que sean venezolanos quienes protestan, ¿lo hacen por la salida o permanencia de la figura al poder? ¿Contra quienes disparan los policías? ¿Quién está del lado bueno o del malo? ) La única frontera en esta no-situación es el tiempo real o de duración (time spam), ya que todo ocurre a la vez.

El ser humano siempre ha estado en interacción en una comunidad con conciencia del otro. Lo único que hacen los medios de comunicación es apretar los nudos de esa red neuro-cultural que es el mundo. Incluso, se podría afirmar que es una metáfora de él, transparente por su condición de modelo performántico, pero representación de nosotros mismos al fin. Lo que hagamos dentro de esta simulación plástica del mundo (con los mismos parámetros sociales) afectará al mundo incluso de una manera más brutal que cuando no había esas redes de comunicación. Si no hay distancias y se cuestiona el sentido de pertenencia al lugar a través de la destrucción de sus objetos culturales, entonces ni siquiera vale la pena sentirse extranjero, porque todos los seríamos. Lo que se haga a un grupo de individuos afecta simultáneamente- a todos los demás, solamente con el hecho de poner a circular la información (la sangre del sistema electromagnético). Se altera el reflejo de nosotros mismos en el otro y –sin puntos de referencia- sobreviene la violentación de la ética y el caos.

Este ensayo es el fundamento curatorial de un trabajo que postulé para el Salón Pirelli y el cual fue ¿censurado? ¿autocensurado? No lo sé, pero explica un poco mis ideas en cuando a tolerancia y se une a Migración de escrúpulos XXXXVI. La descripción física está en mi otro blog, el de arte

Foto: "Tole-rancia: ¿quién dispara?"
Escultura en técnica mixta en fotografía sobre acrílico hecha por Ytaelena López para el último salón de la FIA

viernes, septiembre 21, 2007

¿Porqué el 11-S y no Allende?... ¿Importa?



Migración de escrúpulos XXXXVI

Es simplemente cuestión de visibilidad. EEUU tiene la capaciudad de generar más "ruido" que Chile. De paso, el 11-S fue más reciente que la caída de Allende, de paso. Cada quién defiende la bandera que le de la gana, o la que conoce más. Es válido. El diálogo y las lecturas mutuas tienen el claro propósito de solventar ese bache, ¿o no? Yo leo a JRD y digo: "mierda! debí incluir a Allende en mi reflexión sobre la naturaleza del mal, perdón, el 11-S!"

Al final, se trata del mal. Del terror puro. El hombre sólo es bueno porque le da la gana de ser bueno (libre albeldrío). Sino, se devorarían los unos a los otros, como decía Hobbes: "El hombre es lobo del hombre." ¿Acaso no está sucediendo así en Venezuela? ¿Acaso no le caemos a cayapa a quien piense diferente al proceso? Lo mismo va para la oposición. El hombre es el lobo del hombre, citando el Leviatán, que también alude a la necesidad de un poder absoluto (¿cesarismo democrático?) para mantener a raya la cuerda de animales que somos... cuando NOS DEJAMOS LLEVAR POR NUESTROS INSTINTOS y no buscamos el camino de la disidencia. Claro, es más facil pensar en buenos o malos, en atribuirle más validez a una vaina que a otra, que tomar la responsabilidad por esta cagada de país que tenemos y se llama Venezuela.

Al final yo quiero otra vaina para mí... un poco de ternura para empezar...