domingo, junio 29, 2008

Cincuenta arepas en mi camino

Migración de escrúpulos XLV

Ayer preparé casi 50 arepas en la casa de una amiga en Oakland, California. ¡CASI 50! Eso sin contar con los huevos revueltos con chorizo, con las tajadas con queso blanco y las caraotas refritas con papelón (al estilo oriental) que preparó mi cuñada.

Todo empezó con el 'bendito' email que me reenvió mi tío Alí:

"Ahora somos los extranjeros contemporáneos que luchamos por mantener nuestras costumbres, recuerdos y valores en unos espacios que no nos son tan familiares. Con climas tan diversos como duros de asimilar y de sobrellevar. Pasamos de nuestros sabrosos rayos de sol tropicales a nevadas que nos entorpecen la puerta de salida de la casa. Así, encontramos un ajiaco divino en Nueva York, congrí en Minesotta y unas arepas caraqueñísimas en Bruselas."

Y lloré, !Qué carajo! Moqueé como una pendeja mientras recordaba los sancochos de mi abuela, acompañados por cazabe y aguacate. Ni siquiera el dulce batido de parchita con mango que me preparé (hecho a partir de concentrados de frutas colombianas comprados en el supermercado mexicano) me quitaron la nostalgia.

Decidí retomar la costumbre de mi abuela y organizar un arepazo. Tenía la excusa perfecta: mi hermano regresaba a Venezuela y mi hermanita putativa se iba a hacer un reportaje investigativo sobre la destrucción de la selva maya en Guatemala.

El caso es que en vez de las cuatro personas -más dos de ñapa- que componen mi familia , llegaron más de 25 personas a la casa. Cada una de ellas trajo algo inherente a su cultura: una comida asiática, otro repostería alemana, uno frambuesas que cultivan en los campos-donde-se-habla-español, la otra preparó una ensalada ecléctica -muy californiaba, aquella leche de soya porque es vegan, los muchos un pocotón de alcohol. El caso es que todos querían celebrar el arepazo como una metáfora de sus mismas raíces y a la vez como una declaración de principios más alineadas a un sentido de gratitud con la vida más que a unas coodenadas temporales.





Zemanta Pixie

1 comentario:

Hector.Luna dijo...

Hola, Yta.

Perdóname, por favor: En vez de comentar el post posterior, el de las tetas, que disfruté mucho, prefiero escribir aquí debajo de tu nota de las arepas.

Si algo me vuelve loco es una buena arepa pelada rellena con queso de trenza acompañada de un marrón grande.

En estos días cumplí años y mis compañeros de trabajo me sorprendieron con un arepazo ¡de arepas peladas! al que concurrieron 35 personas que nos comimos 68 arepas, y no más porque la "cuchinera" guardó 7 para llevar.

Saludos, maja.