viernes, abril 04, 2008

Bye Bye Caracas

Migración de escrúpulos LVIII

(Artículo que comencé el 01/10/07 y terminé hoy)

De todos los malos ratos que pasé en Caracas, ninguno se compara en crudeza al que viví cuando cursé el taller de narrativa del Celarg. Tenía tan solo 19 años y estaba muy feliz de haber sido seleccionada, por cuanto representaba una oportunidad para mejorar mi pluma, que aunque tenía momentos luminosos, era disconexa en general... como mi vida.

Aún recuerdo mi primer día. Estaba vestida con un taller de falda corta, por cuanto venía de trabajar de la oficina. Cuando entré en el salón la clase estaban hablando justamente de mí. Al parecer el profesor no me reconoció, por cuanto hizo un comentario salaz sobre mis piernas y luego me invitó a salir. Así, de esa manera tan embarazosa, comenzó mi aventura literaria en colectivo... muy mal.

De esto me acordé cuando uno de los compañeros del taller, diez años después, dibujó una horrenda caricatura de mí en un ensayo que le publicaron en una revista en España. Y como si no le hubiera bastado con ello, me invita a leerla y me dedica públicamente el primer párrafo. Por supuesto, todo en un tono tan exquisito que no cabe ni los arranques de histeria ni la mala educación.
Y me sentí mal. Me sentí mal de cuántas veces leía mis cuentos en espera de alguna crítica constructiva mientras mis compañeros me miraban las tetas o intentaban hurgar entre mis piernas con la esperanza de verme las pantaletas. Me sentí mal por todas esas risitas que compartían en grupo antes de hacerme un comentario demoledor del tipo: "¿porque no vuelves a escribirlo?", "me recuerda a Calver por lo pobre", "¿no ha pensado en meterte a modelo?", "creo que deberías reconsiderar seriamente tu vocación literaria".

Lo hice, para mi propio infortunio. Decidí dejar de escribir literatura y dedicarme al periodismo. Luego abandoné la sala de redacción para (intentar) convertirme en la esposa perfecta. Posteriormente, ante la evidencia de mi propia mediocridad como consorte, me ofrecieron la opción de convertirme en accesorio de oficina, pero me parecía más tentadora la oferta del suicidio... Había tocado fondo.

Gracias a Dios un ángel vino en mi ayuda y me devolvió a los brazos de mi viejo amante: la literatura. No quería morir, por cuanto privaba en mí el afán de documentar lo que me estaba pasando. Y escribí sin descanso sobre mi jaula de mediodía, mis cadenas de oro, mi desamor. En total pude salir a flote gracias a una balsa construida con 600 poemas. Ellos nacieron de mí como ramas de una hidra que no pide permiso para tomar su espacio. A ese nivel de desesperación me importaba un carajo lo que pensaran de mí, así que me reinventé a mi misma y salí a la calle a clamar desencanto.


Las palabras son como hijos: una vez que abandonan el hogar materno nunca regresan... gracias a Dios.

Agradezco haber vivido ese momento por cuanto me devolvió a mi amor verdadero y me dió el coraje para tomar decisiones difíciles. Ahora estoy acá, a miles de kilómetros de distancia de un país que macera en mierda a sus propios bástagos. Pero paradógicamente, cada vez que escribo puedo ver en mi corazón la silueta del Ávila... Y no siento culpa.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso del país que macera en mierda a sus propios vástagos es la mejor descripción que leí jamás sobre este tierrero. Es más, estoy seguro de que una lista larguísima, empezando por Bolívar, el fundador, suscribiría esa frase.

Irina López dijo...

Como decía Antonio Almeida antes de narrarnos sus aventuras académicas-cineastas parisinas al comienzo de cada clase: "En los países serios..."

En los países serios una demanda y el descrédito de esas "magnas" plumas de la literatura latinoaméricana, hubiese sido la penitencia mínima que las leyes y la sociedad civil le habrían impuesto. Porque estemos claras, de esa clase no nació ningún Bukowski, Henry Miller, Oscar Wilde, por buen mencionar misóginos talentosos.

Lástima que mi adorado gurú se puso su bozal de arepa y pese a sus fervientes ideologías, ostenta un carné de un gobierno de un país poco serio. Lástima que pasaste por eso, que el sexismo se volvió un motivo de orgullo en un primer párrafo, caricatura, para una editorial. Pero qué bien que esa hiedra se haya apoderado de la yema de tus dedos y que nos haya infestado a todos con tus verbos que saben a veneno y poesía ¿Quién se acueda de tetas?

luis dijo...

El domingo caundo sali a pasear a mi perra, me consegui a alguien de la cofradia (los que salimos con perro, somos amigos de inmediato, y hablamos de pulgas, garrapatas y cosas parecidas) y me conto que un indigente que duerme en el parque, habia violado a una perrita que tambien vive en el parque, y queestaba muy mal, y creo que murio.
ahora tu cuentas eso.
quizas he estado muy alejado de la gente, pero ambas cosas me producen un profundo asco por la especie humana. y lo peor es tener que llegar a esta edad para enterarme que la gente es de esa manera.
de verdad, no se donde he vivido, que me he mantenido alejado de toda esa baba sicotica.
y no comprendo a la ghente a la gente que descalifica a alguien solo por tener unas piernas bonitas o un buen par de gladulas mamarias.
el que violo a la perrita, y esa gente tiene muchas cosas en comun, a pesar de lo diferente de los hechos, en el fondo viene a ser la misma enfermedad negra, que repta dentro de ellos.
¿como no me hedado cuenta que existen personasde es manera'
Y mira muchas gracias, por el consejo de verdad dte lo agradesco. Estoy intentando seguir el tratamiento mas en serio. Ya que es un fastidio.
des pues de leer esto comenze a leer un libro sobre la siquiatria en tiempos de los nazi, para seguir conociendo esa cosa que esta dentro de las persoans que los hace comportarse de esa manera. Ya que si lo comprendo es bueno, todo lo comprendido es bueno

luis dijo...

esta pagina tiene cientos de dibujates de mangas, y muchos de sus dibujos, estoy seguro que te gustara.
http://www.epilogue.net/cgi/database/art/gallery.pl?genre=3

enigmas PRESS / Gandica dijo...

Exhumación.
-uno de esos post que llegan al alma-