sábado, septiembre 15, 2007
Los Molinos de Viento de Patricia Andrade
Autor: Ytaelena Lopez
Patricia ríe casi todo el tiempo y mantiene un ánimo jovial que pone nervioso a su interlocutor, quién suele impresionarse ante la calidad de la información que ella maneja sobre un tema tan escabroso como la tortura.
Ella se acostumbró a transitar estos linderos desde hace tres años y ha sido bastante eficiente, pues casi cuarenta presos políticos venezolanos y sus familias le deben la vida o la libertad a Patricia Andrade, quién desde Miami realiza su labor de documentación ante la Organización de Estados Americanos sin recibir nada a cambio.
“Yo pongo a mis presos políticos en ocasiones incluso por encima de mi esposo e hijos”, afirmó Patricia Andrade refiriéndose a su labor de relatora de las violaciones de los derechos humanos en su país de origen. “Imagínate, si me llaman a la media noche para que intervenga y eviten que maten al preso, tengo que actuar rápido”, se justificó.
“La guerrera de papel” la llaman, aunque es difícil dilucidar si es por la cantidad de carpetas que tiene sobre casos de violaciones a los derechos humanos –las cuales ocupan varias paredes de su casa- o por el carácter apasionado que revela cuando le nombran a Venezuela. Lo irónico es que Patricia tiene más de veinte años viviendo en los Estados Unidos.
“Ella es lo que yo llamo una ‘guerrera de papel’. nunca ha vivido en Venezuela ni sufrido persecución política como nosotros los militares de la plaza Altamira, pero se lo toma como si fuera una protagonista” afirmó Henry Clement, ex capitán de Fragata y uno de los militares que se rebelaron pacíficamente en la Plaza Altamira, ahora asilado en los Estados Unidos.
La Fundación Venezuela Awareness, presidida por esta abogada, ha ayudado con sus cartas de recomendación para 20 peticiones de asilo locales exitosas. La colaboración de Andrade también ha sido requerida en algunos juicios de inmigración reseñados por la prensa local miamense, como los del disidente anticastrista Luís Posada Carriles y los ex tenientes venezolanos José Colina y Germán Varela, acusados por el gobierno de Hugo Chávez de terroristas.
“Sí, yo he usado algunos archivos de Andrade para documentar el caso de Colina. ¡Es muy buen trabajo!” aseveró Matthew Archambeault, abogado de José Colina, quien logró la próxima libertad de su acusado apelando a Convención contra la Tortura (CAT), después de demostrar que existe violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
“Pregúntale a Patricia. Nadie tiene más material sobre mí que ella. Ella tiene una biblioteca entera en su casa con material sobre mi caso. Yo confío en ella, así que pregúntale lo que quieras”, afirmó confiado desde un Centro de Detención en Texas, el ex teniente José Colina.
“El material más grande sobre violaciones a los derechos humanos en Venezuela lo tiene ella. Es impresionante como trabaja esa mujer, demasiado”, opinó el periodista venezolano Julio César Camacho, quien trabaja para la Voz de América, entre otros medios.
VENEZUELA SIN MIEDO
Pocos se pueden imaginar que esta ama de casa de mediana edad, quién suele desterrar el “usted” de sus conversaciones y gusta mirar de frente a su interlocutor, haya tratado con presidentes y senadores. Fue una de las pocas venezolana recibida formalmente en el despacho de algún senador, en este caso la republicana Ileana Ros-Lethinen, acontecimiento que fue reseñado por ella misma en su página web www.venezuelaawareness.com
El trabajo de esta abogada consiste en documentar y denunciar violaciones de los derechos humanos en Venezuela, según ella, la mayoría cometidas por el gobierno de Hugo Chávez, además de interponer recursos de amparo para proteger a presos políticos que –presumiblemente- corren peligro de muerte.
Todavía le quedan a Patricia casi 30 casos de presos políticos que no han podido salir libres, eso sin contar los que ella maneja bajo reserva. Incluso hay algunos como Juan Bautista Guevara o Carlos Ortega que han sido condenados a 30 años de cárcel por crímenes de tipo político. Andrade se mostró emotiva cuando le tocaron el tema: “Y mientras tanto, ¿sigue pasando trabajo allí, que te maten los sicarios de la cárcel de Santa Ana? ¿Entiendes? Uno se desespera..”
La mayoría de las veces quién coloca la denuncia es la víctima o sus familias, y Patricia en calidad de intermediaria, se encarga de llevarla a instancias internacionales. “Cada vez que hay un caso de un perseguido o un torturado, yo le estoy diciendo, “no te calles, no se callen”, que en Venezuela no hay justicia, pero la justicia la podemos encontrar en la OEA” soltó acelerada.
La percepción de esta abogada coincide con el Informe sobre violaciones a los Derechos Humanos publicado por el Departamento de Estado de los EEUU el 8 de marzo del 2006, donde Venezuela tiene mención especial.
“En Venezuela (...) sigue habiendo informes de que representantes y partidarios del gobierno intimidaron y amenazaron a miembros de la oposición política, a varias ONG de derechos humanos y a otros grupos de la sociedad civil. Algunas ONG también denunciaron que el gobierno usó el poder judicial para poner limitaciones a la oposición política.” (Informe sobre DDHH 2005).
Patricia contó emocionada que en la OEA “las peleas son de matarnos el gobierno venezolano y yo (...) pero si yo gano, el gobierno de Venezuela quedan como violadores de los derechos humanos.”
Para ejemplificarlo, relató el caso de un preso político que requería atención médica urgente. “Entonces, el gobierno de Venezuela, quién me esta desacreditando allá (en la OEA), dice que eso es mentira, de que el preso esta bien. ... Porque cada vez que llevo un caso ellos dicen que estoy inventando. Ellos dicen: ella esta inventando, ellos están bien, nosotros tenemos a los presos políticos como unos reyes. ¡Y es mentira!”
Los enfrentamientos llegaron a su clímax cuando el 15 de diciembre del año antepasado la diputada oficialista Ciria Flores levantó cargos contra ella por conspirar contra Hugo Chávez y ser agente de la CIA, apoyándose en conversaciones grabadas que ella sostuvo con Tamara Sujú, conocida de Felipe Rodríguez “El Cuervo” (ex militar líder de la rebelión militar pacífica contra Chávez en la Plaza Altamira, ahora detenido bajo los cargos de colocar bombas en las sedes diplomáticas de Colombia y España).
Patricia reía nerviosamente y jugaba con sus manos mientras recordaba el episodio. “Imagínate, yo que defiendo presos políticos ahora soy acusada por el gobierno, que grabó unas conversaciones mías, las editó y luego las sacó por televisión en esa pantomima. Ahora no puedo regresar más nunca a Venezuela.”
A pesar de sus ademanes aguerridos y su tono de voz, Andrade no pudo ocultar el temor que ahora forma parte de su cotidianidad.
` “Te doy un ejemplo, hubo una persona que me reservo el nombre, que lo torturaron y bajo la tortura la persona murió. Nosotros conseguimos los nombres de los policías que lo torturaron hasta matarlo. Y conseguimos todo lo que paso, todo, todo, todo. O sea, como simularon que fue un enfrentamiento. Ese caso lo llevé a la OEA, pero bajo reserva, porque si lo hago publico ¡A mi me van a venir a matar aquí!”
AMERICANA CON CORAZÓN VENEZOLANO
El compromiso de Patricia con los derechos humanos nació cuando un conocido de ella, un adolescente, fue encarcelados dentro del grupo de los llamados “presos políticos del Táchira”, acusados de rebelión civil durante los hechos del 11 de abril del 2002 y encarcelados desde el 11 de junio del 2003.
“Entonces yo veía que iban cayendo venezolanos a los que nadie miraba. Habían muertos, habían torturados, habían victimas de la policía durante las marchas. Empezaron a caer los presos políticos, y las primeras victimas, casualmente los presos del Táchira, era el hermano de un amigo mío. Yo sentí que lo mío era eso, ¡Yo veía que nadie les paraba!” afirmó, mientras revolvía con innecesaria violencia la miel en el té.
“Entonces yo me decidí a trabajar. Y estando trabajando con los presos del Táchira con una organización –donde por cierto hay cubanos-, decido registrar mi organización y llevarme el caso de los presos del Táchira a la Organización de Estados Americanos. Y de allí se fue sumando” recapituló.
En este momento, la Fundación Venezuela Awarness trabaja en conjunto con Haydé Marín, líder nicaragüense de Miami, y el cubano Ricardo Bonfill, y forma parte de la International Society of Human Right (Sociedad Internacional de Derechos Humanos), con sede en Alemania.
Patricia afirma que cuenta con el apoyo de la comunidad de Miami, de la cuál forma parte desde hace más de veinte años, cuando se vino a los Estados Unidos con su esposo por razones personales. “Soy ciudadana estadounidense desde hace años, llevo una vida aquí, mis hijos son adolescentes nacidos aquí, pero mi corazón es venezolano”.
La activista manifestó que no quiere volver a su país de origen porque se considera americana, y lo que menos le interesa es meterse en política exterior. “Chávez se va, y yo estoy segura que no me regreso a Venezuela. El papel que tenia que hacer en el exterior lo hice y ya. Mi labor culmina ahí”, expresó.
- ¿Entonces estas saldando algún tipo de deuda?
- ¿Con mi país? Si. Porque mi país me formó, mi país me dio principios, me dio una cultura, una educación, y lo menos que yo puedo hacer ahorita, es darle a mi país algo de lo que me dio. Porque la gente sale de su país y se olvida.
IDEALES QUE ENFERMAN
Al contrario de otros activistas de los derechos humanos, Patricia Andrade trabaja sola, y no porque lo desee así, sino porque “no hay nadie” a quién confiar su trabajo, el cuál implica el manejo de información muy delicada –clasificada por la OEA bajo reserva.
La mayor parte de la información de Andrade no es pública “porque el preso te pide que no. El gobierno puede tomar represalias y pasarlos a celdas de castigo. Por eso es que esta causa a la gente no le interesa, porque tienes que trabajar anónimamente” se quejó.
Cuando es inquirida sobre si recibe apoyo de la comunidad venezolana en Miami, Patricia se revuelca en su silla y se arregla el cabello mientras hace un rictus con su boca. “Si son indolentes hasta para saludar un familiar de un preso en la calle. Imagínate tu que me ayuden a mi” expresó con risa irónica.
Otro ex militar que dice haber huido de Venezuela para evitar ser castigado por la policía política (DISIP) y ahora pide asilo al gobierno de los EEUU, comparte esa misma opinión. “Ella es muy diligente, se mueve dentro de las limitaciones del saperoco (caos). Aquí todo el mundo esta como en Venezuela, divididos. ... Nadie colabora con alguien a menos que haya algo que le interese. Nadie quiere ayudarla a ella porque nadie tiene nada que ganar.”
La labor que realiza Andrade en Venezuela Awarnesss implica bastante trabajo y ningún salario. “A mi me dan un millón de dólares y yo no puedo recibir un centavo en salario, por la forma en que está estructurada la fundación. Y te digo ¡A mi no me importa!”
Ella suele escribir como promedio diez páginas, treinta mensajes electrónicos, y envía semanalmente al menos cien correos a Washington. Incluso, en el momento de la entrevista, cargaba una gruesa carpeta que pensaba fotocopiar después, como admitió relajada.
Lo explícito de algunas de las pruebas que maneja Andrade pueden robarle una noche de sueño a cualquiera; sin embargo ella acostumbra trabajar con este material más de ocho horas al día para poder presentarlo a la Organización de Estados Americanos.
“La otra vez me enviaron una grabación super fuerte sobre una tortura donde el tipo se les muerte en las manos. Es que solo con oír la respiración sabía en que etapa de la tortura se les había ido el muerto. Es el mismo método con todos: primero los asfixian poniéndoles una bolsa en la cabeza y dándoles golpes, y si no hablan, viene el electroshock, que es lo peor”, relató Patricia acelerando sus palabras.
A medida que hablaba, unos puntitos rojos comienzan a minar su escote hasta conquistarlo. “Mira, ahora tengo una alergia en el pecho, y cuando fui al doctor me dijo que era por nervios. Esto pega.”
Mientras manipula una imagen de la virgen, ella reconoce que manejar este tipo de evidencia le ha generado un estrés emocional que incluso ha puesto su matrimonio en peligro en alguna ocasión.
“Mira, después de una crisis matrimonial me logré equilibrar. Uno tiene que buscar un balance, pero yo perdí el balance. Llegó un momento que estaba perdido, perdido, perdido. Yo no me divorcié porque creo en Dios, nos casamos por la Iglesia y es un sacramento. Por eso no me divorcié.”
Su mismo esposo Juri Andrade, afirma que aunque admira la labor de su esposa Patricia y la apoya manteniéndola en sus gastos, ha sido muy duro.
“A veces yo quisiera tener la misma Patricia que tenia hace cinco años. pero estoy convencido que eso no va a ser posible y trato de aceptar las cosas como mejor se pueda... No creas, es una cruz muy grande”.
(Disculpen los anacronismo, pero la entrevista fue realizada en el 2005, )
(Foto sacada de http://www.venezuelaawareness.com/torturado/sentinel2.htm)
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2 comentarios:
Estos meses antes de diciembre seran muy duros. No quiero pensar en eso. Y ojala no tengamos que lamentar muertes de nadie. Aunque lo dudo,
y despues de diciembre, la represion sera brutal. Quisiera ser optimista, pero no puedo. y personas como ella seran mas nesesarias, para los que nos quedamos aqui. y yo me quedo, aunque sea en una carcel, pero me quedo. y no es por patriotismo, que no lo tengo, si no por terco. a mi nadie me gana tan facil.
Estimada Ytaelena: qué bueno encontrar este blog sobre mi querida y lejana Venezuela. Me alegra que sigan vivos e inteligentes.
Cuando tengas tiempo, te invito a pasar por mi blog, desde mi querida y cercana Argentina, donde verás qué se dice de tu país, de Chávez y de valijas llenas de dinero negro.
El Profesor
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