sábado, septiembre 29, 2007
Guaraira Repano: El muro de Berlín en la ciudad del dolor
Migración de escrúpulos L
La verdad es que ahora, después de casi cinco años viviendo en EEUU, con frustrados largos retornos a Venezuela intercalados, he podido encontrar la paz con mi gentilicio. Me pude reconciliar con Caracas, con su gente, con mis raíces. Y todo sucedió en el momento que decidí que el país no es un territorio (tan solo), sino un montón de gente con un mismo sueño. Es decir, soy venezolana, vaya a donde vaya. No estoy de paso, porque la patria vive en mí y la recreo en cada lugar que visito.
De esta manera conocí a otros venezolanos con intereses más afines a los míos (contruir un mejor lugar y mejorar como gentilicio). Inclusive conocí a la vieja generación de adecos e "intelectuales" arrepentidos sin irme en vómito, sino más bien agradecida por dialogar y aprender un poco de historia, porque los ERRORES son historias. Y algunos cambian para bien, así sea a coñazos. He conocido exmillonarios jerarcas puntofijistas arruinados en Miami, empezando de nuevo con HUMILDAD. Eso agradezco a Miami, la más hermosa y chabacana de las ciudades, mi pequeña Caracas en el exilio (aunque duela decirlo).
Ahora me contento de poder tomar Polar y ron Santa Teresa cuando los consigo. Ahora me uno con júbilo en la bailanta de los maracuchos en la playa y acepto un "mamiruqui" sin tanto rollo. ¡Que puedo decir, crecí en Oriente! Incluso de vez en cuando me regodeo en mi propia vanidad-fashion vernácula y hasta me compro una blusita Marc Jacobs (con la mirada atónita de mi esposo, un matemático escritor).
Pero acepto mi parte de culpa -así sea heredada- por lo que está pasando en el país, por no haber desarrollado mi sentido de pertenencia a tiempo, por pensar en un país donde la cerca que rodea el territorio de la prosperidad es menor al territorio del país, por jugar el juego de intentar saltar la cerca en vez de trabajar para ampliarla. Mucho de lo que pasó no es mi directa responsabilidad, pero hubiera podido cambiar -quizás- por la participación de toda una generación a la cual yo llamo "perdida" y en la cual me incluyo.
Me duele admitirlo, pero ahora me siento mejor venezolana (o al menos menos peor) porque -paradójicamente- incorporé algunos valores de este nuevo país a mi forma de ser, como el estricto sentido de responsabilidad y el valor de la palabra. No se nace ciudadano, se aprende, así sea a los coñazos. Y la verdad, la educación cívica es una materia fue una materia muy desacreditada en el colegio. Ahora es sobreestimada, pero como sinónimo de formación militar-civil.
Te digo, intenté regresar, pero no pude acostubrarme. Me sentía asqueada de tanta frivolidad como forma de evasión, de tanta superficialidad en la forma como se jugaban el destino de un país. La frontera de la ciudad era mucho menor a su territorio o a su población, dejando excluidos del juego democrático y de los derechos humanos a muchísima gente. Mientras, los pocos que se consideraban a sí mismo clase media se quejaban de los buhoneros, de su miseria. "¡Pero qué horror! ¿De dónde ha salido tanto mono?", decían mientras se miraban en un espejo.
Tampoco pude ser feliz mientras estuve en Caracas. El desencanto y el desarraigo me hicieron enfermar gravemente. El dolor era demasiado arrecho y para distraerme un poco empecé a rumbear muchísimo, de una manera casi malsana. Sufrimiento físico al ritmo de lounge, ccon el Ávila al fondo y aderezado con accesorios de Titina Penzini; es decir, frivolidad como anestesia. Uno de los efectos colaterales del tratamiento fue la pérdida de peso. Esta delgadez extrema, unida a 1,8 metros generaron algunas propuestas para participar en desfiles de alta costura. Yo sufriendo por el dolor extremo y ellos pensado mierda...para que vean cuan mente-de-pollos pueden ser la gente.
(La foto es ua acuarela hecha por Ytaelena López durante un concierto de Los Buitres en el Centro de Arte La Estancia, Caracas)
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1 comentario:
QUE ARRECHO
me gusto mucho este post debido a la gran carga emocional y personal que tiene.
No sabias que eras tan alta, yo mido lo mismo.
eso de anestesiarse con las rumbas es algo muy humano, aqui, ahora muchas personas lo hacen. el medio de nuestra tragedia las personas buscan la salvacion individual... Y eso es muy humano.
Desconfio de todos aquellos que dicen amar a la humanidad, al pueblo, o cualquier otro concepto abstrato, son personas que por lo regular no se quieren ni a si mismos.
esos que buscan la salvacion de la humanidad, estan buscando en el fondo su propia salvacion individual, pero como es muy doloroso ver dentro de ellos mismos, optan por la salvacion de algo que no existe; la humanidad, el pueblo, los logaritmo. Cualquier cosa que no se pueda abrazar, besar, tocar o acariciar. algo que solo exista en nuestra mentes, y que no lo podamos ver.
Nosotros estamos hechos para que nuestra mente solo pueda tener aceptar un maximo de 20 a 30 amigos muy cercanos, y hasta unos 170 personas conocidas que podemos llamar amigos. eso se debe a nuestra propia evolucion en grupos muy pequños, durante cientos de miles de años, incluso antes que fueramos humanos. Las verdaderas personas que nos importan son mas o menos ese numero, algunos quizas acepten unos cuantos mas otros menos.
es por eso que irte para buscar tu propia salvacion, esta bien, lo estupido, lo hipocrita es que te quedaras aqui, "para salvarlos a todos" porque a ti te interesa "la patria" (otro concepto abstrato) y tambien irte de rumba, nuestra prioridad es salvarnos nosotros de primeros y si tenemos algun chance de no morir en el intento, salvar al otro (la excepcion es compartiruna cantidad apreciable de genes o la edad del otro)
pero eso, no tiene nada de malo, no señor
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