jueves, septiembre 13, 2007

En la ciudad de la furia

Migración de escrúpulos XXXXIV

Acostumbraba a caminar por el medio de la calle cuando regresaba de la Universidad Central de Venezuela. La razón por la cuál lo hacía de esta manera era el miedo, miedo a ser violada en frente de la ventana de mi vecino que, de seguro, no intervendría. La calle Minerva, que separaba la salida de la UCV de la entrada de mi edificio, era la más peligrosa de la zona, estadísticamente hablando. Los malandros habían roto las bombillas de los faros para poder robar a sus anchas. No era el panorama más alentador para una chica a las 10 de la noche... Con la velocidad que corría ese pequeño tramo podía haber participado en los juegos panamericanos.

Afortunadamente no pasó nada... en ese momento.

De esto me acordé cuando leí el blog de Ficción Caracas. La impotencia, la indefención. Que yo recuerde, nunca recibí un servicio de un policía, nunca me salvé de pagar sobornos. No me siento orgullosa de haberlo hecho.

Que decepción.



(Fotograma de Secuestro Exprex)
Zemanta Pixie

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