jueves, julio 26, 2007
sábado, julio 21, 2007
Duele más cuando se mueren tan jóvenes
Migración de Escrúpulos XXXVI
Como si no fuera suficiente...
El luto es una vaina muy arrecha, principalmente de lejos. No es que duela más, sino que uno no sabe como drenarlo. No puedes llorar y abrazar a la gente que amas, porque está a millas de distancia; sólo puedes hablar por ellos por teléfono. No puedes siquiera visualizar como luce tu muerto, si la maquillaron lo suficientemente bien para ocultar la falta de oxígeno, si a pesar de todo sigue siendo tan bella, así sea muerta. La vida sigue a tu alrededor, a nadie le interesa excepto a tí, que de paso no tienes con quién hablar en ese país extraño en donde vives... ¿Acaso dar una misa en su nombre, en un idioma que ella siempre se negó a aprender? El dolor lo vuelve a uno bruto, señores...
Los que se fueron, se fueron. Yo espero que a algo mejor, porque sólo eso me da consuelo.
Los que quedamos jodidos somos nosotros, sin ellos... los hermanos, los PADRES.
En mi familia, regentada por mujeres, no suelen llorar. Típico, "tienes que ser fuerte", dicen. Sin embargo, no conozco nada más sanador que las lágrimas. Sólo vestidos de ella podemos reconquistar el placer de los recuerdos de nuestros seres queridos. Yo lloro (grito, pateleo, me hago mierda, etc.), al igual que mi abuelita. Somos las únicas que solemos tener esta costumbre como terapia. Somos palmeras que se doblan ante la adveridad para -luego- recuperar nuestra forma original.
Mi familia es un roble, dura... espero que lo suficiente para recibir esta nueva embatida:
Mi primo franquito, un corazón puro que se detuvo una tarde de verano en un país lejos de casa cuando un carro arrolló su bicicleta. Tenía tan sólo 27 años. Murió tan solito, que ahora mi familia tiene cruzar el Atlántico para que su cuerpo descanse en suelo patrio.
El dolor quiebra el llanto, atiza el cuerpo, prueba la cordura y enciende la pluma.
Dolor.
Primero Isabel y ahora Franco.
¿Qué cómo están las cosas, prenguntas? "Mal", respondían en Caracas.
Y yo me quedo sin explicación ni argumentos.
Como si no fuera suficiente...
El luto es una vaina muy arrecha, principalmente de lejos. No es que duela más, sino que uno no sabe como drenarlo. No puedes llorar y abrazar a la gente que amas, porque está a millas de distancia; sólo puedes hablar por ellos por teléfono. No puedes siquiera visualizar como luce tu muerto, si la maquillaron lo suficientemente bien para ocultar la falta de oxígeno, si a pesar de todo sigue siendo tan bella, así sea muerta. La vida sigue a tu alrededor, a nadie le interesa excepto a tí, que de paso no tienes con quién hablar en ese país extraño en donde vives... ¿Acaso dar una misa en su nombre, en un idioma que ella siempre se negó a aprender? El dolor lo vuelve a uno bruto, señores...
Los que se fueron, se fueron. Yo espero que a algo mejor, porque sólo eso me da consuelo.
Los que quedamos jodidos somos nosotros, sin ellos... los hermanos, los PADRES.
En mi familia, regentada por mujeres, no suelen llorar. Típico, "tienes que ser fuerte", dicen. Sin embargo, no conozco nada más sanador que las lágrimas. Sólo vestidos de ella podemos reconquistar el placer de los recuerdos de nuestros seres queridos. Yo lloro (grito, pateleo, me hago mierda, etc.), al igual que mi abuelita. Somos las únicas que solemos tener esta costumbre como terapia. Somos palmeras que se doblan ante la adveridad para -luego- recuperar nuestra forma original.
Mi familia es un roble, dura... espero que lo suficiente para recibir esta nueva embatida:
Mi primo franquito, un corazón puro que se detuvo una tarde de verano en un país lejos de casa cuando un carro arrolló su bicicleta. Tenía tan sólo 27 años. Murió tan solito, que ahora mi familia tiene cruzar el Atlántico para que su cuerpo descanse en suelo patrio.
El dolor quiebra el llanto, atiza el cuerpo, prueba la cordura y enciende la pluma.
Dolor.
Primero Isabel y ahora Franco.
¿Qué cómo están las cosas, prenguntas? "Mal", respondían en Caracas.
Y yo me quedo sin explicación ni argumentos.
miércoles, julio 18, 2007
La santa de la Word Wide Web
"!Estoy hambrienta de información!
Eso me decía ella a modo de queja. Estaba harta del Macondo en el cual vivía, donde el minuto de Internet lo cobraban a $1, donde no había una sede de banco y de vaina una carretera a medio pavimentar. "Quiero conectarme a Internet porque imagínate lo que pasó..." , y empezaba con sus cuentos divertidos y alarmantes a la vez.
Mi hermanita, la que fue distinguida con un premio por su liderazgo comunitario a la edad de 16 años. Mi bebé, que quería montar un cibercafé para que "la gente del pueblo no fuera tan ignorante". Mi angelito, la que le faltó un punto para sacar 20, porque como me decía: "yo tengo mis propios puntos de vista y a mi nadie me va a decir qué pensar". Mi bella, que necesitaba 2 teléfonos de tantos pretendientes que tenía.
Hoy está en el cielo, a los 16 años. Dios se la llevó durmiendo.
Ella quería conectarse, pero la lapto llegó demasiado tarde.
Ahora van a inaugurar un Infocentro con su nombre: "Isabel Cristina del Valle López Torres" para conmemorar su legado.
Al final la super autopista de la información llegó, así sea para dar el pésame por Skype.
;(
Eso me decía ella a modo de queja. Estaba harta del Macondo en el cual vivía, donde el minuto de Internet lo cobraban a $1, donde no había una sede de banco y de vaina una carretera a medio pavimentar. "Quiero conectarme a Internet porque imagínate lo que pasó..." , y empezaba con sus cuentos divertidos y alarmantes a la vez.
Mi hermanita, la que fue distinguida con un premio por su liderazgo comunitario a la edad de 16 años. Mi bebé, que quería montar un cibercafé para que "la gente del pueblo no fuera tan ignorante". Mi angelito, la que le faltó un punto para sacar 20, porque como me decía: "yo tengo mis propios puntos de vista y a mi nadie me va a decir qué pensar". Mi bella, que necesitaba 2 teléfonos de tantos pretendientes que tenía.
Hoy está en el cielo, a los 16 años. Dios se la llevó durmiendo.
Ella quería conectarse, pero la lapto llegó demasiado tarde.
Ahora van a inaugurar un Infocentro con su nombre: "Isabel Cristina del Valle López Torres" para conmemorar su legado.
Al final la super autopista de la información llegó, así sea para dar el pésame por Skype.
;(
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jueves, julio 12, 2007
El ADN de Elias Yanez
Los Valles del Tuy se regalaban como caramelos fluorescentes a nuestros pies. Nosotros contemplábamos el paisaje extasiados, mientras nuestros culos horadaban el auto... Ni nos dimos cuenta, porque estábamos borrachos, bebiendo de una carterita plateada que el poeta había llenado de whisky. Tampoco nos importó asesinar la libido de las parejas a nuestro alrededor con Fito Paez a todo volumen. En ese momento Elías me presentó a su Mujer de Galleta. Fue el mejor recital de poesía al cual he asistido.
Esa fue la última imagen de Yanez que me traje al regresar a los Estados Unidos. Ha sido una amistad regada de versos subterráneos y a veces no tanto. Elías, el chico exitoso de la cultura venezolana que escucha Sid Vicious, el escritor respetado con fantasías de chaquetas de cuero. Cómo lamento no haberle robado una, la que estaba llenas de parches. Pero no importa, me robé otra cosa, además de un par de CD's y todos sus libros, excepto el último: ADN de Dios.
He aquí parte de la introducción:
"Bienvenido a mi recinto, a mi célula de tortura
Tú, lector, la máquina que me sostiene
Esta es la esfera, único lugar donde no somos
gobernados ni espiados por lo tanto podemos
clasificarnos libres."
(...)
¿Eso significa que en ningún otro lugar -excepto la literatura- podemos ser realmente libres? ¿Te estás dando cuenta de lo que dices? Se me paran los pelos de los brazos. Es una visión que coincide en lo trágico con Wislaba Szimborska. Lo real es suficientemente apocalíptico, porque es real...
"Let's be honest:
Hatred can create beauty.
Marvelous are her fire-glows, in deep night." (W.S.)
Imagen de Sid Vicious y Nancy Spungen tomada de www.punk77.co.uk/
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miércoles, julio 11, 2007
Directo de Puerto la Cruz: !las chamas!
Migración de Escrúpulos XXXV
Dijeron que eran 2, pero llegaron 3 al aeropuerto. Como buenas orientales, no les importó que tuviera un estudio del tamaño de una caja de gatos... donde caben 1, caben 2 y 3 y 4. Pero no importaba, por fin me ponía en contacto con mis compañeras de infancia de La Consolación, 10 años después. "Ay chica, tu siempre fuistes la rara del grupo, con esas cosas dizque de arte y vainas locas...", me decían, al tiempo que sacaban el encurtido de pepitona picante en un frasco de mayonesa usado. La gracia le había costado a Akîl una detención por 6 horas en Inmigración. "!A la verga chama! En cuanto vieron el pasaporte libanés los tipos se volvieron locos haciéndome preguntas", me dice ella, más oriental que un chorizo carupanero.
Más que comprar, las chamas no vieron la luz del día de tanto tiempo que estuvieron en los Malls. La casa estaba llena de carteras de imitación, camisitas Lacoste y Guess rosadas y lentes Technomarine, también rosados. Aunque apenas nos podíamos mover, a las chamas les quedó energía para enseñarle a bailar reggetton a mi novio gringo. A mí no me quedó energía para traducirle las letras de las canciones -lo último que se baila en las discotecas de Puerto La Cruz- a mi chico, pero no pude parar de reír.
La tierra del Cacao escribió sobre las chamas. El post, titulado "El calor de oriente", es el más encantador homenaje a la clase media de provincia que he podido leer. Ella las llama "Las Meninas". Otra amiga, exiliada política en Miami, usó el menos piadoso adjetivo de traidoras. "No me pidas que conozca esas (agarrando aire)... chavistas; no me mezclo con basura", escupió ante mi estupor.
Son chicas profesionales de buenas familias, solteras, divertidas, orierrrtales como yo... mis amigas. Mi corazón no conoce -ni quiero conocer- otra distinción diferente a esa.
Además, tampoco son chavistas. Son simplemente la última generación criada bajo el Pacto de Punto Fijo... como yo.
Las "Meninas" orientales son un producto de esa Venezuela adeca, alegre e irresponsable que aún se esconde en las ciudades del interior bajo el disfraz de la pomarosa. Son rojas por fuera, blancas por dentro, y (algunas) trabajan insertadas en la administración pública de ciudades que nadie se acuerda. Viven del día a día, porque los años no dejan de ser iguales; por eso viajan. Suelen cargar como equipaje, además de las pepitonas picantes, los chismes de todas esas personas que hace tantas décadas uno dejó de ver... ¿Cómo negarme a su dulce compañía sabor a ponsigué?
Gracias a edgar8a_vzla por las fotos
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