jueves, enero 10, 2008

¿Venezolana por casualidad? !Jódete!


Migración de escrúpulos LVIII

Pueden que me detesten por este post, pero me ha pasado tantas veces que debo hablar. ¿Qué les pasa a los venezolanos que se sienten tan avergonzados de su propia gente en el exterior? Claro, no me refiero a todos, pero existe la tendencia de algunos de negar su propio país de origen para permitirse a si mismos una más rápida asimilación. "Yo nací en Venezuela por casualidad", escuché una vez.

Ellos están en el dilema de borrar todo lo que en ellos hay de latinos, por miedo de ser identificados como minoría y ser tratados como tal. !Qué raya ser latinos!, dicen mientras al mismo tiempo se quejan de esa "mierda" mexicana-o-cubana-o-colombiana-o-centroamericana que está contaminando su vecindario "exclusivo". Y me da una arrechera, por cuanto ellos son mucho más mierda al asumir esa actitud. Todos somos inmigrantes y tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos en la aventura de este nuevo país.

Pero ellos siguen de paso, tratando su patria (vieja o nueva) como si fuera un hotel, tal como dijo Ignacio Cabrujas hace tanto tiempo.

Esquizofrenia pura, esa de negarse a ellos mismos. Falta de humildad para reconocer una historia en común que nos hermana con otros países del continente. ¿Pero cómo, si cuando ven a un venezolano cambian de esquina?

A veces me provoca cambiar de esquina yo también, con todo el dolor de mi alma. Solo a veces. No quiero ser lastimada, mirada de arriba a abajo, como si estuviera pidiendo un favor a álguien, solo por el hecho de saludar.

Nos falta mucho por madurar.

Es muy doloroso para mí que las personas que menos se ayuden entre ellas son los venezolanos. Y en esta queja hago una excepción con algunas personas de Miami. En esa ciudad tan bella y hostil nos hemos tenido que encontrar con un gentilicio muy parecido al nuestro: los cubanos. Y los cubanos son una vaina seria; se ayudan entre ellos pero no ayudan a nadie más. Es por estos "balseros" (o no) que hemos aprendido humildad, a comernos nuestras palabras y asumir una actitud diferente si queremos sobrevivir, al menos la nueva generación de inmigrantes. Pelar bolas al principio no es tan malo, después de todo...

Quizás es la oportunidad perfecta para aprender a ser mejores personas, mejores venezolanos.

Firma: Una perra latina (como me dijo un venezolano-pobre-huevón, no se si para felicitarme o joderme-con-burda-ironía por mi nueva exposición).

P.D.: El dibujo es mío

5 comentarios:

Irina López dijo...

Ni por casualidad vayas a Houston, porque ahí la mayoría de los venezolanos no te responden con un "qué hubo, pana", sino con un "so?"
Este rollo de la negación hacia, para con el primermundismo, pero a la vez complejo de superioridad con los demás latinoaméricanos es tan engorroso, por no decir ladilla...

luis dijo...

Ciertamente un post muy original. Que desgraciadamente muestra el conplejo de inferioridad de la mayoria, que emigra ya que son demasiado sobrados para sus paisitos de mentira.
Menos mal que cuando llegue alla fui directamente a la universidad, y en ella el multiculturalismo es la norma. Pero tambien vi eso, cuando trabaje y tuve la oportunidad de hablar con otros venezolanos.
en ese momento pense que era un complejo de inferioridad arrecho, y aun nada me ha hecho cambiar mi opinion

luis dijo...

Y de paso, el dibujo esta arrechisimo. Del carajo.

Juan Data dijo...

Esa actitud a la que te refieres no es propiedad exclusiva de los venezolanos, yo soy argentino y siempre digo que "no es mi culpa" lo cual es similar a decir que nací ahí "por casualidad" porque de hecho, no me identifico con el país donde nací en muchos sentidos y no quiero hacerme cargo de defender los prejuicios que muchos tienen hacia mi nacionalidad.

Jeanfreddy Gutiérrez dijo...

Entiendo tu arrechera. Me pasó durante tres años en Holanda y más aún, es extraño, en España. Vimos peruanos conocerse en un autobús y ofrecerse hospedaje y empleo, mientras durante meses escuchamos siempre en el fondo del bus a la casa a unos venezolanos gritar y gritar, hablando igual que nosotros, y jamás ni los saludamos... ¿por qué?